Vida salvaje y no tan salvaje

Ayer, como hacía solecito, volví a molestar a los habitantes de la Laguna de El Oso. Y fue verdaderamente alucinante. Había patos que yo no seré capaz de identificar nunca, zancudas de varios tamaños que a mis ojos profanos eran todas iguales. Resulta que no, que son diferentes "marcas". Y en una lagunilla más alejada nos encontramos con esta Cigüeñuela común. Había muchas, pero ésta paseaba solita y coqueta cerca de la orilla por donde nos acercábamos.
No creais que me estoy haciendo experta en aves, ni mucho menos. Pero estoy encontrando cierto gustillo en " birdwatching". Supone gran concentración, silencio, observación. Casi es como una experiencia de meditación. ¡Qué no viene mal para la penitencia que mencionaba Miguel!


Pero para experiencias penitenciales la de Weasley. Se metió en un canal de la laguna grande, a pesar de ir con correa. Y tuvo que nadar por primera vez en su vida. Le tenía un miedo atroz al agua, incluso a la calentita del baño. Por fin ayer, y sin buscarlo se convirtió en "can nadador". Aquí le tenéis después de su proeza. Luego nos costó tirar de él para que no se metiera en todos los canales que pasábamos.
No hay nada como encontrar la vocación de una vida.
Hoy llueve. Haré prácticas de plastilina para empezar una cosilla que aprendí en Bruselas: Películas Animadas por Ordenador. Os tendré al corriente de mis torpezas.
Abrazotes.