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viernes, noviembre 21, 2008

Una sorpresa en el paseo

Me gusta acabar mi paseo diario cruzando el centro de Ávila y éste es uno de mis rincones favoritos. Está en la plaza del Mercado de Abastos y su escasa iluminación aumenta la sensación de ciudad antigua y de leyendas.
Pero ningun día es igual. Y hoy al dar la vuelta a la esquina me encontré con una escena que jamás había visto aquí
Una luz como colgada de no sé donde, como de la oscuridad. Y tardé un ratito en darme cuenta que era el reloj de la catedral.
Nunca lo había visto funcionando ni iluminado, parecía como sacado de un cuento de misterio.

He llegado a casa con este tesoro en mi cámara y cual no sería mi sorpresa al enterarme por Ricardo que él nunca lo había visto funcionando. Vamos que llevaba parado más de 55 años.
Ahora entiendo porque Ávila me ha parecido, algunas veces, suspendida en el tiempo.
Espero que sea una metáfora de una nueva vitalidad para los abulenses de siempre y para los adoptados como yo.
Abrazotes.

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